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5 de Asturias

Vayas donde vayas (“Vía Veneto” en BCN o “ Diverxo” en MAD,
o “José María” en Segovia, o “Kate Zaharra” en Bilbao, o “Ricard Camarena” en Valencia o “Tataguyo” en Avilés… por genuinos y locales que parezcan… siempre hay una mesa de Japoneses (ahora también Chinos). No es un problema, al contrario, debemos estar encantados de atraer turismo solvente. Pero siendo así, lo cierto es que su presencia es una buena magnitud para medir cuán conocido, o no, es un Restaurante.

Apostamos a que los cinco Restaurantes Asturianos que citamos, JAMÁS han dado de comer a un oriental.

RONDA 14, AVILÉS “ANTES ASTURIANO QUE MADRILEÑO”

Decir que Ronda14 es un “secreto” gastronómico es mucho decir, cuando se ha convertido en el Restaurante más cool de Madrid.

Pero aun así, conviene reivindicar, y ese y no otro es el verdadero motivo de su pre- sencia, su origen asturiano y aun más, avilesino.

El Ronda 14 porque el que hoy los madrileños beben/bebemos los vientos, es avile- sino y su cocina es exactamente la misma que la que se puede encontrar en la calle General Oraa 25

Reiteramos por tanto lo ya dicho en este foro sobre su cocina.

Lo primero que sorprende es la carta. Una hoja de “piqueos” y otra de sushi, no hay segundos. Todo para compartir. Promete.

En la segunda hoja sorprende, de nuevo, ver el nigiri de hamburguesa de wagyu y el gunkan de huevo trufado. ¿Copia de kabuki?, puede ser, pero ambos tienen su toque diferencial y merecen la pena. Tanto que repetimos.

Excelentes las gyozas, especialmente la criolla, de nuevo sorprendente. Muy apreciable las causa limeña con bonito, si bien con un toque diferente al habitual. Bien los roll de shusi, razonable el pulpo parrillero con patatinas y algo decepcionantes los cachopinos de ternera con cabrales. Rica la tarta de queso con frutos rojos.

CASA DEL MAR, GIJÓN “CUALQUIER COSA MENOS DECONSTRUCCIÓN”

Imaginen un comedor con “zero” glamour, con constante trasiego de trabajadores vestidos de faena, “tirando de” menú del día, viendo el telediario, con mobiliario y manteles humilde…

Ahora imaginen… (pónganse un babero previamente)…“cabritu al vino tinto”, “pa- tatines con golondru”, “pulpo de pedreru con patatines”, “chopa a la espalda”, “cebollas rellenas de bonito”, los garbanzos (con bacalao y espinacas o con marisco o con callos), las fabes <<pintes>> o con centollos o andaricas, un chicharrín o una parrocha, una merluza de pincho amariscada, o unas patatas con congrio… imagi- nen un virrey fresquísimo a la plancha con dos simples rodajas de tomate (también a la plancha), nada más. En cuanto a vinos, “mariconadas las justas” (con perdón, que uno ya no sabe cuándo comete delito).

En este lugar, cerca del Puerto de “El Musel”, uno puede disfrutar de una de las mejores combinaciones de materia prima, cocina y precio que existen en España.

Todo lo demás que les podamos contar es superfluo e innecesario.

CASA MARISA, NORIEGA-LLANES  “BUENO, RÁPIDO Y BARATO”

Conduciendo por la cornisa cantábrica dirección Francia. Queríamos parar a comer algo rápido pero sustancioso. Nuestra idea original era parar en Lastres, pero íbamos bastante adelantados así que seguimos. Preguntamos a conocidos por lugares en el linde de Asturias y Cantabria, cerca de la autovía para no perder mucho tiempo. Nos decantamos por Casa Marisa en Noriega, uno de los últimos pueblos de Asturias. Llamamos poco antes y nos dijeron que les quedaba la mesa del bar. Allí fuimos.

Con ese nombre y esa localización esperábamos un local más antiguo. Es una construcción bastante reciente que pertenece en su totalidad al restaurante. Está en una zona no urbana, apenas a cuatro kilómetros de la salida de la autovía, con amplios aparcamientos alrededor. Tres comedores, uno a cada lado del bar y otro en el segundo piso y una buena terraza. Da para mucho comensal y, ese viernes, estaba a reventar. A pesar de eso el servicio fue atento y muy rápido.

Dado que estábamos de viaje pretendíamos hacer una comida frugal y nos habían avisado de tener cuidado con las raciones así que pedimos dos primeros y tres segundos para cinco. Aun así, nos llevamos un “doggie bag” con arroz en la furgo.

De primero unas deliciosas croquetas y un especial Casa Marisa, pulpo con chipis y salsa de pimentón, muy agradable combinación. De segundo tres raciones de arroz con pitu, una de las enseñas de la casa, para cinco. Un acierto el arroz.

Comimos cinco por 62 euros (bebidas aparte). Bueno, rápido y barato.

EL MOLÍN DE MINGO, PERUYES-CANGAS DE ONÍS “UN LUGAR PARA SEGUIR CRECIENDO, A LO ANCHO”

Si a usted le presentan un proyecto para invertir en un Restaurante ubicado en el lugar donde se encuentra El Molín de Mingo, pensaría que le están tomando el pelo. ¿A quién se le ocurre? ¿No había nada más apartado, más inaccesible?

Y sin embargo, el oscuro lado masoca que todos tenemos (aun limitado), hace que nada más llegar allí, sin entrar si quiera en el Restaurante, uno piense que ha merecido la pena la excursión. El paisaje donde se asienta el Restaurante es, lo más parecido a los Alpes, que uno puede encontrar en España.

Y con todo, vaya por delante que es difícil, muy difícil, conseguir una reserva.

Ya en la mesa, aun sin la Carta, como cortesía, te sirven una crema de queso Gamoneu con membrillo, que en si misma, ya amortiza cualquier esfuerzo para llegar allí. Lo que venga detrás es “margen”.

Así las cosas, puedes probar un surtido de tortos o unas anchoas o unas croquetas para compartir, que están a la altura. Ojo con los tortos, que te pueden dejar sin apetito (y lo lamentará).

A partir de ese momento hay dos opciones: O uno se inclina por platos principales tipo Fabada, Pote, Verdinas … o uno opta por carne (el pescado está erradicado de la Carta), y en tal caso, tiene jabalí, cabritín, presa, cachopo, solomillo y por supuesto “el rey”: Pitu (pollo) ya con patatas, ya con arroz (uno de los platos que hacen célebre este lugar).

Si nos permiten una sugerencia: sean prudentes y dejen sitio para el postre pues la tarta de la abuela o el flan de pera o los frisuelos son dignos colofones para ese festival.

Muy buena relación calidad-precio, e inevitablemente ahora les surgirá una duda: si bajan a la carretera nacional “rodando” o en su propio vehículo.

Conclusión: Si usted hubiera sido invitado a invertir en un Restaurante así y no lo hi- ciera, su intuición inversora le habría jugado una mala pasada. Quizás la próxima vez. Pero por el amor de dios… ¿ A quien se le habrá ocurrido poner un Restaurante allí?

LA PARRERA, NIEMBRO-LLANES “HAY SITIOS QUE NO DEBERÍAN DARSE A CONOCER”

Conozco muy pocos Restaurantes en el mundo que jamás hayan cambiado la carta. Y muy pocos tam- bién que nunca hayan tenido Menú o Menú de Degustación … o similares.

Es el caso de “La Parrera” en el oriente asturiano, en el Concejo de Llanes, y particularmente en la loca- lidad de Niembro. Y con toda probabilidad esa es la razón por la que el pescado o la carne o la ensalada o el marisco, o las verdinas, o el cachopo, o las patatas fritas …siempre salen a la mesa, cocinados rigurosamente, al mismo punto exacto que la última vez que los disfrutaste.

Añade a esas miles de horas cocinando los mismos platos, una materia prima única, ya en verano ya en invierno y adivinarás porque “La Parrera” no solo no cambió la carta, sino que tampoco cambió los precios y en modo alguno se resintió. “La Parrera” fue de los pocos Restaurantes españoles que hubo que seguir reservando religiosamente en época de crisis.

Añade a lo anterior, un trato familiar, cálido, el de la familia Obeso, que lleva varias décadas incorporan- do nuevas generaciones al Restaurante.

Añade por último, el entorno, el lugar en que se encuentra el Restaurante, junto a la ría, junto al <<espléndido>> cementerio que tantas veces hemos visto reflejado en el cine, junto al pueblo de Niembro, junto a las playas de Torimbia y Toranda …

Y descubrirás por qué este Restaurante, muy poco habitual en listas, academias, clasificaciones y tenedores y michelines y soles… Es en definitiva, en si mismo, un motivo más que suficiente, para visitar Asturias.

Para los amantes del marisco… tienen su propia Cetárea: “El reino de Félix”. Para los amantes del pescados, solo (como ejemplo) dos referencias fuera de serie: El inimitable “pixin a la romana” y los “calamares en tinta”. Y de postre, arroz con leche (y otros, también caseros)

Nada sofisticado, nada lujoso, nada cool… Acogedor en el trato, excepcional en la relación calidad/precio. Solo una curiosidad más y que cada cual le de la importancia que tiene. Habré ido más de 100 veces; y jamás vi a un ciudadano oriental. No lo vayan contando por ahí.

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