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Dos de buen gusto «Junio»

TREZE MADRID

PICOTEO SOBERBIO

Conocíamos Treze de haber probado el menú del día que, entendemos, da nombre al local. Como nos había gustado decidimos pasar a mayores y fuimos a comer un sábado de mayo.

Local sin ninguna pretensión en la zona “barrio” del barrio de salamanca. Al este de Prínci- pe de Vergara, lejos de la zona cosmopolita y, dicho sábado, rodeados de comuniones por doquier. Bar de barrio con barra y dos salas de mesitas altas. Dentro tienen el restaurante, más íntimo, sin embargo, decidimos picar en la zona de fuera.

Servicio atento y dispuesto, a pesar de atender la barra también. Buena explicación de pla- tos. Ritmo ligero y acompasado. Carta sugerente y con posibilidad de medias raciones en casi todos los platos, gracias a eso, a pesar de ser solo dos, tuvimos oportunidad de probar sabores diferentes.

Comenzamos con media ración de tempura de verduras con mahonesa de lima y chile, hechas al dente y muy sabroso el acompañamiento. Media de boletus, perretxikos y sende- ruelas con huevo frito y trufa, plato en el que, desafortunadamente, la suma de buenos in- gredientes no da el resultado esperado. Media de coca de roastbeef con muselina de chile, sorprendentemente fresco gracias a la muselina. Media de chipirones salteados con orec- cieti de chile y ají, con un magnifico punto de picante gracias a los oreccieti. Finalizamos con un bun de rabo de ternera, aguacate, mole y aromas. Vaya si tenía aromas. Soberbio. Un gun bao (se han puesto de moda en Madrid) muy fresco y con un abanico interminable de sabores. Es meritorio el dominio del chile en la cocina de Treze.

De postre un cremoso de queso en vaso. Correcto nada más. La cuenta bastante ajustada.

Muy razonable para una experiencia gastronómica. Además, entresemana sirven menús del día por 13 euros (3 aperitivos, un segundo a elegir entre 3, postre o café y una bebida).

Comida para dos (bebidas aparte) por 50 euros.

El local y la decoración sugieren un bar sin pretensiones, el nivel de la cocina lo desmiente. Picoteo soberbio.

LAKASA MADRID

DE NUEVO CON NOSOTROS

Más de 4 meses en recorrer la distancia entre Raimundo Fernández de Villaverde y la plaza del Descubridor Diego Ordas en Santa Engracia. Es lo que ha tardado Cesar Martin en llevar su magnífico Lakasa a una nueva ubicación.

Habíamos oído que tenía zona de picoteo así que nos decidimos a ir un viernes al mediodía sin reserva. Por supuesto no había mesa en el restaurante, pero nos acomodamos en una mesita alta en la zona de bar y estuvimos muy cómodos y bien servidos.

Ha ganado mucho con el cambio de local. Más amplio, más cómodo y más luminoso. En la zona de bar sirve una carta reducida pero suficientemente variada. En el restaurante la carta completa, bastante cambiada sobre la anterior. Casi todo con medias raciones que permiten probar mas platos.

Desgraciadamente puede que haya perdido en la cocina. Comenzamos por media del plato estrella, los buñuelitos de queso idiazábal, sublimes. Media de salmorejo con sardinas marinadas, un acierto. Media de garbanzos con carabineros, garbanzos duros y salsa insípida, una decepción. Media de roast pork de presa ibérica con salsa Cumberland y mostaza, ni fú ni fá. De postre buñuelos de chocolate bastante aceptables.

Picoteo para dos (bebidas aparte) 40 euros. ¿Agradable?, sin duda. ¿Una decepción?. Tam- bién. Pero volveremos a ver si al asentarse en el nuevo local mejora.

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