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Serbal y Nuevo Molino

Dos restaurantes estrella Michelin en Santander

Restaurante El Serbal y Nuevo Molino

Ambos son de carta, NO de menú kilométrico, ambos son muy agradables y ambos son asequibles.

Uno de los problemas de los grandes templos culinarios de la actualidad es el abuso del menú largo. Parece que para lograr las ansiadas estrellas hay que seguir ese camino. Por eso cada día aprecio más esos restaurantes clásicos y elegantes que se esmeran en dar bien de comer con buen servicio y un ambiente excelente. Ejemplos sobran, Zuberoa en Oiartzun, Via Veneto en Barcelona o, más recientemente, Saddle en Madrid.

Santander es una magnifica ciudad para visita de día cuando uno deambula por la cornisa cantábrica. El Sardinero, la Magdalena, los Jardines de Piquío y Pereda, el Centro Botin, las playas, un café en la terraza del Real… Además, también se come bien. Aquí adjuntamos dos dos recomendaciones:

El Serbal

Enclave único. Se encuentra a pie de la playa del Sardinero (2), cerca del Hotel Chiqui, como si fuera un chiringuito, y créanme, no lo es. De hecho, tiene ventanal a la playa que en verano dejan abierto con lo que uno tiene la sensación de comer en un chiringuito de playa, pero con las comodidades de un lujoso interior. Reservan mesas, pero no ventana, el truco es llegar los primeros y elegir mesa. Ya que somos Europeos y nos ha ido bien, quizás deberíamos comenzar a comer antes, a salir de trabajar antes, a cenar antes y a dormir antes … Tal vez.

Local cómodo, buen servicio, carta apetecible, comida muy apreciable y precios ajustados, que no barato. ¿Qué más se puede pedir? Muy recomendable el tartar de vieras y gambas y muy buen manejo del pescado fresco del día (el machote, excepcional).

El Nuevo Molino

Situado a 12 km de Santander, en Arce, se encuentra en mitad de una carretera con pinta de inhóspita. Cuando entras todo cambia. Amplio y bonito jardín que da al río Pas, con mesas para tomar el aperitivo y amplio y magnifico comedor con mesas separadas y un ambiente que invita a contener el volumen de la voz. Carta bastante completa y muy buena mano en la cocina que, por cierto, se puede ver a través de un cristal en el tránsito entre salas. Todo está rico, pero son obligadas las rabas de calamar.

Lo dicho si quieren comer bien en Santander, bien servidos, en un ambiente agradable y discreto y no quieren pagar más de 60 euros barba sin vino elijan cualquiera de los dos

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