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El Comercio Electrónico

El Comercio electrónico es una realidad abrumadora.

La Ley de Moore (fundador de Intel y nacido en 1929) mantiene desde hace décadas que cada dos años se duplican los transistores que pueden incorporarse a un mismo circuito integrado. O lo que es lo mismo, que la capacidad de la tecnología ofrece dos tendencias simultaneas: (a) multiplicar el rendimiento; (2) reduciendo a la vez el coste.

¿Es posible que la Ley de Moore, que lleva cumpliéndose muchos años deje de ofrecer esos resultados en algún momento? Es posible que sí. Pero es más posible que si ese ratio que describe la Ley de Moore deja de ser válido, lo sea por que es superado, más que por lo contrario.

En ese entorno, el comercio electrónico ha dejado de ser curiosidad, excentricidad. En ese entorno, el comercio electrónico es una realidad. Si alguien, que seguro que los hay, piensa que el comercio electrónico es y seguirá siendo residual, si piensa que es un modelo de venta válido solo para commodities pero que no es válido para los demás productos… desde aquí nos atrevemos a asegurar que se equivoca.

Que internet ha revolucionado nuestra manera de entender el mundo e interaccionar con todo aquello que nos rodea no es un titular del presente siglo. Sin embargo, estamos ante una revolución incesante, un progreso multidisciplinar, una transformación radical que no podemos ignorar ni por un solo segundo. Y es que  ello implicaría quedarse atrás.  Internet no espera a nada ni a nadie, precisamente porque no le hace falta, precisamente porque todos quieren seguirle.

En este contexto nos proponemos tratar un fenómeno online que, si bien no es reciente, viene consolidándose desde hace relativamente poco: el comercio electrónico. Así, el comercio electrónico o e-commerce se identificaría con la distribución, compraventa, servicio al cliente, gestión de cartera, gestión logística y, en definitiva, con toda actividad de índole comercial y suministro de información llevada a cabo a través de internet. Su trascendencia, como puede deducirse, es incuestionable. Ello precisamente porque a través de él se ha derribado toda barrera territorial o física que separaba al adquirente del oferente.

Los datos arrojados vienen confirmando esta trascendencia. Así, el comercio electrónico se traduce ya al 2,2% del PIB global y alcanza en 2017 al 22% de la población mundial. Estamos, pues, ante un fenómeno de mercado posicionado y consolidado. Pero parece que no tiene intención de estancarse en ese punto.

En este sentido, y en lo que respecta a España, se advierte una progresión firme y continuada de las transacciones efectuadas por este medio en estos últimos años. Prestemos atención a los siguientes gráficos:

*Fuente: elaboración propia, a través de los datos facilitados por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia.

*Fuente: elaboración propia, a través de los datos facilitados por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia.

*Fuente: elaboración propia, a través de los datos facilitados por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia.

Como puede observarse, los tres documentos reflejan una progresión alcista respecto a las operaciones que se llevan a cabo en España a través de medios electrónicos. Estos informes incluyen las operaciones entre agentes nacionales como entre nacionales e internacionales. Parece que esta va a ser la tendencia esperada también para el año 2017 y los periodos siguientes, de acuerdo con lo establecido en las previsiones consignadas en el Informe de Evolución y Perspectivas de E-Commerce de 2017. Este informe ha sido elaborado por el Observatorio de E-Commerce y Transformación Digital.

Desde una perspectiva general, lo cierto es que en España un 73% de los internautas de edades comprendidas entre 16-65 años adquirieron algún producto o servicio online en 2017.    Es un dato significativo, ya que representa un total de 16,4 millones de personas. Se incrementa esta cifra, en detrimento de la compra tradicional y en relación con el ejercicio anterior, en un 17%.

El mismo comportamiento parece seguir el e-commerce en términos europeos. A este respecto, Europa tiene el e-PIB más alto de todas las regiones (4,91%). Le sigue muy de cerca Asia-Pacífico (4,87%). A efectos comparativos mostramos dos ejemplos. Ambos  no se corresponden con países en idéntica situación geopolítica y económica, si bien,  se encuentran experimentando el auge del comercio electrónico en el mismo sentido.

Así, en Portugal puede observarse el crecimiento paulatino que ha podido constatarse en España, como vemos a continuación:

* Fuente: elaboración propia, a través de los datos facilitados por la ACEPI (Associaçao da Economia Digital) en sus Estudos de Mercado.

Y de igual forma lo experimenta Alemania:

* Fuente: elaboración propia, a través de los datos extraídos del Informe Europeo sobre el E-commerce B2C en 2016.

En términos generales, la Unión Europea parece haberse consolidado en el mercado electrónico. Así se infiere del reciente estudio realizado por la Ecommerce Foundation. En el informe se afirma que las previsiones de cierre de este año 2017 serán de una facturación de 602.000 millones de euros.  Este hecho se traduciría a un crecimiento de 14% en relación con las cifras alcanzadas en 2016. Ello supone igualmente la confirmación de la tendencia alcista a la que antes nos referíamos. Así pues,  en 2016 se experimentó un crecimiento interanual del 15% con respecto al año anterior. Este ejercicio se cerró con unas ventas de 530.000 millones de euros.

En cuanto a las cifras globales de la evolución experimentada en el seno del e-commerce, los resultados no distan en exceso de lo ya expuesto hasta el momento. Si que se observa en cualquier caso una marcada desigualdad entre algunos estados europeos. Y ello es debido a que  algunos paises  se encuentran en proceso de madurez, cuyo crecimiento es más pausado.  Otros países como India o Tailandia,  aún se encuentran en una fase temprana de desarrollo. Como es lógico, y en cualquier caso, la mayor desigualdad se infiere de la situación geopolítica del país en cuestión. De este modo lo reflejamos en el siguiente gráfico. En él, se  advierte la diferencia entre unas regiones y otras:

* Fuente: elaboración propia, a través de los datos facilitados por la Ecommerce Foundation.

De todas formas, todas  las regiones que se reflejan han experimentado un crecimiento de ventas online con respecto a año anterior. El incremento más notable es el de Asia, que fue del 44%. Tal y como acontecíamos en el apartado anterior, la posición de Europa, junto con la de Norteamérica, es la de la madurez. Por ello el auge reflejado en los datos es menor (de 14 y 12 puntos porcentuales respectivamente).

Resulta relevante, a este respecto, interiorizar que el comportamiento de la población en cada región también es dispar. Precisamente por ello los datos que hemos recogido han de ser interpretados de forma paralela con las estadísticas y pautas de los habitantes de cada conjunto de países. Como aproximación a lo descrito, mostramos la siguiente gráfica. En ella se recoge  el porcentaje de habitantes que acudió al mercado electrónico durante el mes de enero de 2017:

* Fuente: elaboración propia, a través de los datos extraídos del informe Digital In 2017 Global Overview, elaborado por We Are Social y Hootsuite

De lo reflejado se desprende que los países que cuentan con un mayor porcentaje de la población que hace uso del comercio electrónico son:

  • Reino Unido (76%).
  • Corea del Sur (72%).
  • Alemania (72%).
  • Japón (68%).
  •  EE.UU (67%)

Lo cierto es que España (58%) se encuentra muy bien posicionado en el ranking global.  En consecuencia, está por encima del país europeo de corte geopolítico similar como es Italia (46%).

De los países seleccionados, lo cierto es que Reino Unido es aquel con el e-PIB más alto. Lo avala un porcentaje del 7,9 %. Es seguido con cierta distancia por China y Francia con un 5,8% y 3.9% respectivamente. También Reino Unido tiene la mayor proporción de compradores. (Así pues el 81% de la población total está presente en internet. Además, el 98% dentro de éstos han efectuado transacciones online). Estos datos contrastan, por ejemplo, con Indonesia. (En este país sólo el 15% de la población accede habitualmente a la red. De estos,  sólo compra el 29%).

Conclusión

En definitiva, hemos de concluir sentenciando que el comercio electrónico es una realidad irrefutable y dinámica. Asimismo, está sometida a un crecimiento constante. Hemos de ser nosotros quienes nos adaptemos a dicha realidad, pues no tiene ninguna intención de esperarnos. Es más, no muestra ningún atisbo de detenerse.

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