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¿Qué relación tiene Jethro Tull con el calor que vamos a pasar este verano? El Antropoceno.

Efectivamente Jethro Tull es un grupo de rock, liderado por Ian Anderson. Y efectivamente es célebre por numerosas composiciones universalmente conocidas. Lo que quizás no todos sepan es ¿Qué relación tiene Jethro Tull con el calor que vamos a pasar este verano? Y la respuesta es: El Antropoceno.

«Antropoceno: dicho de la época geológica más reciente del periodo cuaternario,que se inicia a mitad del siglo XX, caracterizada por la modificación generalizada de los sistemas naturales por la acción humana».

Jethro Tull es coetáneo de Shakespeare. Jethro Tull fue el inventor de la sembradora. Y Jethro Tull es considerado el precursor de la Revolución Industrial.

Antecedentes

La Tierra tiene una edad de, aproximadamente, 4.5 mil millones de años. Los geólogos trocean esta historia en bloques temporales conocidos como eras, épocas, periodos o edades. Eras y épocas se definen por cambios mayores. La época en que vivimos se denomina Holoceno; comenzó cuando la última Edad de Hielo comenzaba a remitir, alrededor de 12.000 años. Los humanos modernos iniciaron su aventura desde las planicies africanas hace unos 200.000 años, en el Pleistoceno, pero la civilización se desarrollo durante el Holoceno. A lo largo de toda su historia, la especie humana ha provocado efectos locales significativos en el medio ambiente.

El gran salto puede datarse a lo largo del siglo XVIII: la invención de la sembradora (1701) por Jethro Tull impulsó la revolución agrícola; Abraham Darby I sustituyó, en 1709, el carbón vegetal por el mineral desarrollando las plantas de coque siderúrgico (altos hornos); en 1740 se patenta el primer telar mecánico,  y en 1774 estaba lista la máquina de vapor. En 1873 el geólogo italiano Antonio Stoppani habló de «una nueva fuerza telúrica […] que puede compararse a las mayores fuerzas de la Tierra»; se refería a la era Antropozoica, afectada por la actividad humana. Vladimir Verdaski, Pierre Theilard de Chardin y Édouard L.M.J. Le Roy acuñaron, en 1924,  el término «noosfera» para denotar el papel cada vez mayor de las capacidades de la especie humana para condicionar su futuro y el del medio ambiente en general.

El Antropoceno

El término «Antropoceno» hizo su aparición en el año 2000; la Tierra abandonó el Holoceno y entró en una época antrópica.

La humanidad lleva incidiendo terca, constante e irrespetuosa en el Planeta que le tocó vivir. Ha logrado influir en la atmósfera, biosfera, geosfera, hidrosfera y criosfera, y está a punto de lograr la hechura de una nueva época geológica. Sin embargo, existen evidencias de un impacto humano temprano sobre la superficie terrestre, sobre todo en relación con la deforestación para agricultura y pastizales durante el Holoceno neolítico (Antropoceno temprano).

Para Crutzen ─uno de los proponentes del término─ el Antropoceno se relaciona claramente con la Revolución industrial, alimentada por una utilización creciente de combustibles fósiles y el vertiginoso desarrollo de la industria petrolera a partir de 1850. «Por primera vez en la historia ─comentaba Robert E. Lucas─, el nivel de vida de las masas y la gente común experimentó un crecimiento sostenido (…)

No hay nada remotamente parecido a este comportamiento de la economía en ningún momento del pasado». Sin embargo, la Revolución industrial fue un fenómeno diacrónico y el registro, regional y escalonado en el tiempo, está afectado por discontinuidades a pequeña escala.

A efectos de achacar esta nueva época como una unidad formal, potencial, dentro de la escala temporal geológica, deben considerarse un espectro de indicadores de cambios ambientales antropogénicos, a la vez de consignar señales estratigráficas que puedan utilizarse para caracterizar la unidad cronoestratigráfica antropocénica tanto litoestratigráficas, como bioestratigráficas o quimioestratigráficas.

A partir de mediados de los años 1940 el impacto humano se ha convertido en un fenómeno global y acelerado en todo el Planeta. La población humana se ha triplicado, y el consumo y la tecnología se han convertido en los factores determinantes de la influencia de la especie sobre el medio ambiente. Estos procesos aparecen ya reflejados en el registro geológico en forma diferentes.

Hemos entrado en una nueva época

La noción de que hemos entrado en una nueva época fue sugerida en un artículo aparecido en el IGBP Global Change Newsletter firmado por el ya citado Paul J. Crutzen ─Premio Nobel de Química 1995, cogalardonado con Mario J. Molina y F. Sherwood Rowland, «por sus trabajos en química atmosférica, en particular sobre la formación y descomposición del ozono»─  y Eugene Stoermer, donde arguyeron que la Tierra había cruzado recientemente el umbral hacia una nueva época: «The Anthropocene could be said to have started in the late Eighteenth  century when analysis of air trapped in polar ice showed the beginning of growing global concentration of carbón dioxide and methane».

Antropoceno es un concepto muy efectivo para expresar que la humanidad incide en el funcionamiento de Gaia: en los últimos 150 años la humanidad ha esquilmado el 40 % de las reservas de hidrocarburos que consumieron varios cientos de millones de años para elaborarse; casi el 50 % de la superficie del Planeta ha sido transformada por la acción humana, y las reservas hídricas han mermado a la mitad; aunque el hecho distintivo es la globalidad y sincronicidad de los impactos. Para Crutzen, Antropoceno es «como un argumento condensado arropado en una palabra. La geología había relegado a la humanidad de sus intereses, pero en la historia reciente la huella humana sobre la Tierra es demasiado profunda para ser ignorada. Hemos creado nuestro propio tiempo geológico.

Un español: Alejandro Cearreta

El Grupo de trabajo sobre el Antropoceno ─38 científicos de diferentes países. Alejandro Cearreta, de la Universidad del País Vasco, es el único representante español─ fue establecido en 2009 con el propósito de verificar que nuestras vidas ya no tienen lugar en el Holoceno sino en un periodo nuevo de reciente aparición; una nueva y potencial unidad geológica.

«La historia ambiental más reciente ─señala Cearreta─ ha mostrado a partir de la Segunda Guerra Mundial una fase de incremento acelerado de la población humana y un enorme crecimiento económico global, que han provocado un cambio ambiental de escala e intensidad sin precedentes». Steffen et al. han denominado a esta fase la Gran Aceleración.

Cambios Demográficos

Desde 1945 * los cambios demográficos (en diciembre de 2016 se superaron los 7400 millones de habitantes, de los que el 54 % residen en áreas urbanas)  y aquellos cualitativos en la actividad humana sobre el planeta aparecen reflejados en distintos marcadores estratigráficos descritos por Waters et al:

  • la difusión global de radionucleidos artificiales ─en especial 127Cs─ a partir de las explosiones atómicas atmosféricas («Trinity test», el 16 de julio de 1945);
  • la duplicación del almacén de nitrógeno reactivo como resultado de la producción masiva de fertilizantes mediante el proceso Haber-Bosch;
  • la dispersión global en el medio de nuevos materiales de fabricación humana (plásticos, desechos de aluminio);
  • la dispersión global de contaminantes por la expansión de las actividades industriales en especial metales pesados; las extinciones e invasiones de especies terrestres y marinas que modifican la composición de las comunidades bióticas;
  • la aceleración en la combustión de hidrocarburos; el transporte de materiales por actividades humanas que ha triplicado globalmente el arrastre sedimentario de los ríos a los océanos, o diferentes artefactos (bolígrafos, CD, teléfonos móviles, marcapasos,…) que pueden ser considerados como tecnofósiles.
  • Algunas de estas señales ─indica P.K. Haff─ como los radionucleidos o los smartphones tienen efectos sincrónicos globales, ya que los últimos 75 años se han caracterizado por la globalización y el asentamiento de una intensa tecnosfera globalmente interconectada.

Lo peor, está aún por llegar.-

Por otra parte, Eric Wolff ha sugerido que los mayores cambios inducidos por la perturbación humana están aún por venir y que, por tanto, es necesaria una perspectiva a más largo plazo para poder valorar adecuadamente el Antropoceno.

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